El CAMINO DE VICENTE recoge experiencias habidas en los dias que pemanecí en el Camino francés a Santiago

viernes, 13 de septiembre de 2013

Etapa 30 : Castromaior - Ponte Campaña (21 kmts)

Día 07-10-13
Tardo muy poco en dormir, oigo ladridos de perro que me desvelan, pero es tanta la necesidad de descansar que tiene mi cuerpo que vuelvo a sumergirme en el sueño. Vuelvo a escuchar ladridos, ¿es realidad o es pesadilla?, abro los ojos y veo los débiles rayos de luz de la lámpara de la calle que se incrustan por las rendijas y desajustes de la contraventana. Es realidad y me enfada porque : "¡no puede ser, no puedo tener tan mala suerte de otra noche sin dormir!, ¡ahora los perros!", me acuerdo del perro de Grañón, se tiró toda la noche ladrando, aunque a mi me importaba poco porque tenía al canadiense roncando en mi oído y era la causa principal de mi desvelo y me resultaba más agradable el ladrido que el ronquido. Pasan unos segundos en silencio, cada segundo es un momento de esperanza, ¡a ver si no ladra más!. Pero... oigo otro sonido, fuera, ¿son pasos?, presto la máxima atención. La habitación está en la planta baja, a la misma altura que la calle, que el Camino, si abro la ventana puedo ver lo que hay al otro lado, a apenas 2 metros. Vuelven los ladridos y confirmo que el sonido son pasos de humanos. Miro la hora, es la una y media, "¿quién puede andar por ahí fuera?". Me estremezco al pensar en la Santa Compaña, no creo en estas cosas, es solo una leyenda en las tierras, en los bosques de Galicia, en donde me encuentro.
Busco en Google Leyenda de la Santa Compaña. :
"La Santa Compaña es en la mitología popular gallega, una procesión de muertos o ánimas en pena que por la noche (a partir de las doce) recorren errantes los caminos de una parroquia o pueblo. Lo tétrico de su procesión es que visitan todas aquellas casas en las que en breve habrá una defunción. Además de Santa Compaña también es conocida como "a procesión das animas" o simplemente "Compaña". A su paso, cesan previamente todos los ruidos de los animales en el bosque. Los perros anuncian la llegada de la Santa Compaña aullando de forma desmedida."
¡Joder!, no creo en divinidades, ni espíritus, ni en meigas, pero me estremece la lectura, los ladridos y los pasos. Ahora el perro ladra con más intensidad o más rabia, quiero levantarme a mirar por la ventana, pero... ¡no me atrevo!. Vuelven los pasos, esta vez escucho el sonido inconfundible de los bastones que llevamos los peregrinos. "¡no me jodas!, ¿cómo es posible que haya peregrinos caminando por la noche?". Ahora sí que me levanto y corro a la ventana, pero tengo que abrir ventana y contraventana y eso implica tiempo y ruido, así que no lo hago. El perro sigue ladrando, pero ahora conozco el motivo y tengo la esperanza de que no haya más locos en el Camino y el perro se "meta en la cama" como yo y los dos tengamos una buena noche.
Me despierta el ruido del hall de la vivienda, ruido de puertas, golpe de bastones en el suelo, palabras en francés. Son los abuelos que ya están listos para hacer el Camino. Siento que el cuerpo está descansado, he dormido de un tirón desde el incidente del perro y los peregrinos de la noche. Comenté este incidente con la hospitalera del albergue de "Casa Domingo" en Ponte Campaña, una mujer veterana con muchos años en el Camino y lo que me dijo textualmente fue: "es que los peregrinos sois muy raros y los hay para todos los gustos y he conocido algunos que vienen a Galicia en noches de niebla para ver a la Santa Compaña, por esto no extrañe que fueran de estos."
No tengo prisa, en la guía de  Eroski había visto buenas referencias del albergue anterior y lo reservaría, son 21 kmts., son las 7 de la mañana y hasta las 8 no sirven desayunos en el Bar.
La etapa está fraccionada por la sierra de Ligonde, que a su vez divide las cuencas de los ríos Miño y Ulloa y los Concellos de Portomarín y Monterroso. Aunque el comienzo es prometedor y obsequia con un apacible ascenso por el monte San Antonio, el resto se embriaga junto a carreteras modestas, provinciales e incluso nacionales. Sin embargo amenizan el viaje buenos ejemplos de iglesias románicas.
Hay niebla aunque no tan espesa como en la madrugada de la etapa anterior. El Camino es ascendente hasta llegar al alto de la Sierra que está a 700 m. y a medida que subimos va desapareciendo la niebla hasta ver un espléndido sol. Bonitas estampas se aprecian de un mar blanco que cubre el valle y del que surgen pequeñas islas pobladas de árboles. Bajamos al otro valle que cruza el Rio que da nombre a la sierra y al siguiente pueblo, y vuelve a aparecer gradualmente la niebla. Me llaman la atención  las pequeñas iglesias románicas rodeadas de panteones y nichos que en mañanas de niebla ofrecen más belleza y mucho misterio. La niebla desaparece totalmente cuando el sol sube y adquiere mas fuerza. 
Con el depósito agotándose llego al albergue "Casa Domingo", Ponte Campaña es una aldea que pertenece al Consello de Palas de Rei.
No defrauda el albergue ni la atención de los responsables. El día o la tarde es esplendorosa de sol y los jóvenes, más ellas, toman el sol, alguna con bikini. Después de hacer las labores domésticas del lavado, hoy es un día bueno para el secado rápido, al resguardo  de una sombrilla como un buen bocata, la cena es comunitaria en el albergue a las 8 de la tarde. Escribo mi diario y observo la vida que al albergue dan los peregrinos. Observo un joven de unos 16, 17 años, que por su físico y lenguaje es del centro de Europa, muy inquieto y juguetón con todos, gatos incluidos, que está junto a dos personas de unos 40 años. También veo a mi vecino de litera que junto al hospitalero se encuentran en medio del jardín sacando la ropa de la mochila y metiéndola en una bolsa negra, me recuerda mi operación de Cardeñuela de Rio Pico de búsqueda de chinches, y rociarla de insecticidas. No hay duda de que ha sufrido un ataque de chinches. Confio en que, como yo en mi caso, no haya traído ninguno porque si así fuera y dado lo atractivo que debo ser para estos bichos, alguno se iría a la litera de abajo.
Es la hora de la cena y todos los albergados completamos las mesas distribuidas en forma de U. Estoy en el comienzo o en el final de "letra"  y tengo frente a mi a un americano de California, tipo Jhon Waine, y a mi derecha a un fornido joven de barba roja que resulta ser alemán. El americano habla algo de español, dice que en su estado se habla mucho, es un tipo muy seguro de su superioridad sobre el resto de los humanos; el alemán, que también habla algo de español por haber estudiado en Barcelona, es más humilde y educado y es con quien más hablo. Comentó que estaba haciendo el Camino por motivos de trabajo, no lo entendía y le pedí que me lo explicara : "En Alemania tengo una empresa de Asistencia Social. Presenté al Gobierno alemán un proyecto de recuperación de jóvenes conflictivos, que consistía en permanecer durante unos 60 días en el Camino  Jacobeo, caminando etapas de 15 a 20 kmts diarios y conviviendo con las exigencias propias y los peregrinos. Me acompaña este joven suizo que está en prácticas porque quiere dedicarse a la labor igual que a la mía.", "¡Qué curioso!, no conocía ni imaginaba algo igual. Es el chaval rubio que jugaba con el gato. Pues te tiene que gustar esto porque sufrir los inconvenientes del Camino sin gustarte y las 24 horas de cada día con él, sería inaguantable.", "Así es, me gusta y lo conozco, por esto presenté el proyecto, llevamos caminando desde mediados de Agosto, hemos salido de Le Puy", "Mucho dinero tiene y dedica el Gobierno a estos casos particulares", "Y han recortado mucho.".
El Camino te permite conocer casos como este. Trataba de calcular el valor económico de ese proyecto que el Gobierno alemán dedicaba para recuperar a un solo joven, y pensé en una cantidad a partir de 19.000 €. El chaval  dormía desde las 8 de la tarde, me comentó el instructor que era el primero en dormir y el último en despertar.
Lo pude comprobar en la mañana del día siguiente, unos estaban en el Camino, otros estábamos saliendo por la puerta con la mochila en la espalda, dentro solo quedaba una litera ocupada por un chaval de 17 años y un fornido alemán de barba roja le despertaba pacientemente y le animaba a levantar.

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