El CAMINO DE VICENTE recoge experiencias habidas en los dias que pemanecí en el Camino francés a Santiago

lunes, 16 de septiembre de 2013

Etapa 27 : Alto do Poio - Triacastela (12 kmts)

Día 04-10-13
¡Mala noche!, lo sabía y lo temía. No me sentía a gusto dentro de ese albergue, frio, húmedo, viejo,... ya comenté en la etapa anterior que no me duché, la primera vez que me pasaba, porque las condiciones de las duchas no invitaban a ello, y eso hizo que tuviera el cuerpo pegajoso por la humedad del sudor, y esta sensación más todas las anteriores hacían que no pudiera conciliar mi sueño. ¡Qué largas y desagradables son las noches cuando no puedes dormir.!A las 6 de la mañana ya estaba arriba, preparo las cosas y voy al Bar con la mochila dispuesta para partir después de desayunar. No tengo prisa por salir y permanezco un buen tiempo con el hijo de la propietario del Albergue. Debido a la situación privilegiada que tiene este albergue El Puerto, inmediatamente después de finalizar la subida, son varios los peregrinos madrugadores de otros albergues que se detienen en él para desayunar, en esta ocasión, y entre ellos aparecieron "los abuelos" franceses de 77 años que había conocido en la etapa 25, venían con linternas y decían que  ya habían caminado 3 kmts,  eran las 7,15 h., mas tarde volví a verlos en Triacastela.
En el Alto do Poio estamos a 1.330 m de altitud, la máxima altura del Camino gallego, Triacastela está a 600 m., así que toca bajar a esa altitud media por la que discurrirá el Camino en próximas etapas.
El día amanece bueno, aún se ven nubes negras pero pasó la borrasca y ahora toca sol, se agradece porque hoy es otro  día  de mucho paisaje, ¡que suerte estoy teniendo con el tiempo!. Los primeros cuatro kmts son de descenso suave, a partir de Biduedo comienza el descenso fuerte que exige, una vez más, atención y precaución. Habrá pasado el argentino por aquí y se habrá acordado de su accidente en la bajada a Acebo y de nuestra conversación. Se disfruta de la agradable temperatura de la mañana y de los entornos, estos son muy gratificantes y de color verde por los cuatro costados; de vez en cuando te dan un susto los bicigrinos por las velocidades altas a las que bajan cuando les favorece el terreno.
Llegando a Triacastela, en Ramil, nos recibe a la vera del Camino un "gran abuelo" que habrá saludado a muchos miles de peregrinos en su larga vida, es un castaño de 8,5 metros de perímetro, casi 3 metros de diámetro y 800 años de edad, su situación estratégica hace que sea imposible pasar de su "saludo".

Ya estamos en Triacastela, han sido solo dos horas y media de camino y quiero encontrar una pensión para asegurar el descanso. Hay muchas en esta localidad pero están ya reservadas y tienen un precio alto, así que hay que pensar en un albergue. Veo exteriormente uno que me gusta, se llama "A Horta de Abel", me aproximo a él y me atiende  una joven que me lo enseña con una atención que debo destacar. Está muy bien, me presenta una habitación con 6 literas y una ducha y baño, separados ambos, espaciosos, limpios y buena luz; son 9 € con sábana y almohadón de papel. Me quedo  y me doy una buena ducha que el cuerpo agradece, después... ¡la colada!.
Salgo a conocer la localidad, no es muy grande, y observo que hay muchos peregrinos y muchos de ellos son españoles. Hasta ahora he visto muy pocos, pero aquí ya son muchos los que estoy viendo, esto me hace pensar en lo que es conocido, que a partir de Galicia, Sarria concretamente, aumenta el flujo porque son cientos los españoles que lo inician aquí, Triacastela es  una etapa anterior a Sarriá. Todo esto explica por qué hay muchas pensiones y albergues en la localidad.
Busco Restaurante y elijo el "Complexo Xacobeo", amplio y con mucho servicio y  muchos platos  donde elegir en el Menú del Día de 10 €. Hay una mesa con diez peregrinos españoles, esto nunca antes lo había visto, buena ropa, buen cutis, eligen el menú pero cambian el vino por botellas de 20 €, ¡está claro!. Quedan cinco o seis etapas hasta Santiago, justo la semanita de vacaciones para obtener la Compostelana. Pensé, "estos son los de mochila en vehículos de transporte", y efectivamente, en Portomarín reconocí a un par de ellos y no portaban mochilas de volumen.
Comí bien, me dirigí  a la Iglesia y me cruzo con los "abuelos", como siempre de la mano y con la sonrisa en los labios. Ya nos conocemos de vista y nos saludamos. La Iglesia está dentro del cementerio, o el cementerio alrededor de la Iglesia, y por lo que comprobé en el resto de etapas del Camino, es así como están todas las Iglesias y cementerios. En el interior del templo leo un mensaje en un folleto : "El ser humano es un incansable caminante, un peregrino en el tiempo y en la historia. Pero para recorrer bien ese camino de la vida es necesario darle un sentido: saber de donde vengo, a donde voy y cómo andar ese camino.".
El cuerpo está listo para una buena siesta. Me ha adelantado en la acción una peregrina que duerme en la litera contigua a la mía. Pronto quedé dormido, pero me despertaron dos jóvenes, después conocí que eran rusos, que no sabían o no querían pensar en el agradable sueño que estaba teniendo. No quedaba otra vía que marchar de allí e ir a algún lugar tranquilo para escribir el pequeño resumen y con fotos enviarlo al Facebook para  los amigos que me siguen diariamente. Me fui al Bar-Restaurante donde comí, estaba el comedor lleno de peregrinos cenando,  en el Bar solo había una mesa libre y la ocupé.
En la historia del Camino leemos que muchas  localidades actuales nacieron al amparo de los peregrinos,  pues bien, hoy se puede afirmar que  gracias a ellos se mantienen muchos negocios de hostelería, puestos de trabajo y no se "cierran" algunas localidades.

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