El CAMINO DE VICENTE recoge experiencias habidas en los dias que pemanecí en el Camino francés a Santiago

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Etapa 18 : Bercianos del Real Camino-Puente de Villarente (34 kmts)

Día 25-09-13
El canadiense se portó bien, no roncó. Lo habíamos hablado la chica vasca y yo, "este tiene pinta de que ronca", pero ¡no!, ella sí tuvo algún momento que.....emitía algún sonido continuado. Tuve muchas ocasiones de coincidir con el canadiense, en el Camino y en albergues, si no estaba caminando estaba con su Tablet conectado a internet o durmiendo. Creo que ni un saludo crucé con él, solo hablaba con los de su nacionalidad, no miraba a la cara a nadie que no le interesara, y yo no era de su interés.
"¡Vicente, vas a alucinar con el desayuno!", me dijo la joven vasca, no recuerdo su nombre. Este albergue de Santa Clara funciona con donativos, no te piden nada por dormir y desayunar. Hay una ovejita, no cerdito, donde cada peregrino introduce los euros que quiere, un peregrino  puede marcharse  sin aportar nada porque nadie le vigila ni se lo recuerda. En la cocina había preparado Clara, así se llamaba la hospitalera, un buen surtido: zumos, tostas, mermeladas, yogures, cereales, danacol, etc. Sin duda el mejor desayuno. Me gustaría conocer la media de lo que aportamos voluntariamente los peregrinos por usar los servicios de  esa casa desde las 14 o 15 horas, hasta las 7 u 8  h. del día siguiente, desayuno incluido.


A las 7,30 ya estaba en el Camino, la etapa la había programado larga, pocos minutos después ya no se escuchaban el ladrido de los perros.
El trazado recto, como si le hubieran trazado con un tiralíneas, plano, monótono, pegado a la carretera. Caminar por esta planicie leonesa es como estar en una cinta de gimnasio.


A unos 2 kmts aparece un regalo natural, una laguna con puesto de observación a las aves que allí invernan y habitan. La mañana clarea, el sol que aún no ha despuntado por el horizonte ilumina desde abajo las nubes, minuto a minuto se aprecia cómo varían los colores y los tonos. La laguna esta delante del punto del orto por lo que los colores del cielo se van a ver reflejados en las aguas de la laguna. Me establezco en el puesto de observación de aves, presto a "cazar" los movimientos del sol y sus efectos. Veo a los peregrinos pasar por el Camino, a ninguno le llama la atención el espectáculo de la laguna.
Han sido unos 20 minutos viendo y captando esas imágenes, después de los cuales vuelta a la larga recta. No hay nada positivo de destacar salvo el encuentro con un francés, un "bicigrino" que hacía el camino con una bici eléctrica, estaba muy contento con ella.
Llego a Reliegos, 7 kmts antes de Mansilla, allí habita otro de los peculiares personajes del Camino, Sinín, el Elvis Presley de Reliegos, llamado así porque en el Bar que regenta en este pueblo del camino, la música que suena es la de ese rockero. Su imagen ha trascendido también por los colores de la fachada del establecimiento y porque en el interior las paredes están tapizadas de dichos, garabatos y dedicatorias escritas por los peregrinos que por allí pasan a diario. Y...¡como no!, por la propia personalidad de este hombre.


En este Bar encuentro a la joven vasca, tomamos una cerveza juntos y continuamos el resto del Camino hasta Mansilla, lugar donde ella iba a finalizar su Camino. Ella había reservado albergue y éste estaba en la entrada del pueblo, por lo que allí nos despedimos. Yo busco restaurante donde comer, un joven me recomienda donde comería él, así que allí voy. Fue un acierto. Después de comer no es recomendable caminar, pero había decidido hacerlo e incluso ya tenía reservado albergue en Puente de Villarente, a 6 kmts de allí. 


Paseo por el centro antes de buscar la salida, en un centro de cultura observo que se está celebrando en este mes de Septiembre un Certamen de Teatro Aficionado, leo la programación y observo que hay un grupo donde hay una joven que empezó teatro conmigo. Esto me gusta y me crea nostalgia. Son las 15, 30 h. no hay nadie alrededor, solo yo sentado delante de la cartelera, recordando...
No tengo ningún deseo de seguir caminando pero tengo que hacerlo, no es bueno rendirse una vez, si quiero llegar a Finisterre no debo empezar a "perder".
Camino paralelo a la carretera, hace mucho calor, no hay ningún peregrino, ¡solo yo!, de vez en cuando desde la ventanilla de algún coche o camión se oye un grito: ¡Animo!, no se si es sincero o es cachondeo, pero a mis piernas y a mis hombros, a mi espalda, las digo : !Escuchad cómo os animan!, ellos solo entienden mis mensajes.


A las 16,50 h. tengo delante el Puente de Villarente sobre el Rio Porma, una vía de unos 150 metros de longitud, con 20 ojos. Han sido 34 kmts, la etapa más larga que he hecho, no se si haré alguna igual o parecida, será difícil porque mi cuerpo no está preparado para tanto esfuerzo.
El albergue San Pelayo no tiene mucha gente, este punto de la etapa está mal situado  en el trazado, lo más habitual es terminar en Mansilla, hay un matrimonio, creo, español y personas de habla inglesa, seremos unos 12, pienso que un 25 % de su capacidad. Está muy bien, es nuevo, muy limpio, buenas literas, buenos aseos y duchas, esto es muy importante.
Hay que hacer pronto el lavado, no quedan horas de sol para secar.

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