El CAMINO DE VICENTE recoge experiencias habidas en los dias que pemanecí en el Camino francés a Santiago

miércoles, 2 de octubre de 2013

Etapa 11 : Grañón - Villafranca Montes Oca (30 kmts)

Día 15-09-13

El vecino roncador de la colchoneta de al lado  y su señora canadiense debían de tener mucha prisa porque muy pronto comenzaron, sin luz natural, a recoger su saco y meter sus pertenencias en las mochilas, justamente en los momentos que yo, después de estar toda la noche en vela, había cogido el sueño. Hasta las 7 no daban el desayuno comunitario, eran las 6,15 de la mañana, ¿dónde iban?. ¡Bueno... que se piren y me dejen dormir media hora!, pensaba. ¡Pero, no!, vestidos para la marcha y con las mochilas cerradas, se volvieron a recostar en las colchonetas esperando la hora del desayuno, faltaba media hora y otra vez me habían reventado el pequeño sueño que había cogido. Estos son tan agarrados que se  quedan a desayunar por la jeta. Y así fue, eran los primeros que estaban en la mesa cuando llegó la hora. Era un matrimonio o pareja canadiense, de una edad próxima a los 70 años. Volví a verlos en  momentos de otras etapas, me habían creado un sentimiento hostil.
Los momentos de levantarse de las literas, en este caso colchonetas en el suelo, se hacen en el más escrupuloso silencio y a oscuras o ayudados por una linterna de mano, ello  provoca un efecto contagio que poco a poco levanta a todos. El uso de los baños es el que marca la pauta de levantarse de las literas.
A partir de las 7, los hospitaleros voluntarios ya tienen dispuesto en las meses los depósitos de café y leche, más el pan y  mantequilla y magdalenas. Cada quien se sirve lo que quiere y cuánto quiere, termina y recoge sus restos y limpia su taza o vaso que haya usado. Nadie te pide nada, puedes recoger tu mochila y marcharte  al Camino.
 A la salida de Grañón nos reencontramos de nuevo con las pistas de concentración parcelaria que surcan el cereal, aliviadas en su planificada monotonía por las hileras de chopos que crecen a la vera de ríos y arroyos. Dos kilómetros más adelante, un panel informativo espigado da la bienvenida a Castilla y León,  ya se divisa Redecilla del Camino, primer pueblo castellano al que llegamos tras superar una larga recta y cruzar la N-120. Esto es lo más significativo de una etapa sin historia, más allá de destacarla como una de la de más largo recorrido, 30 kmts. Hubo otras dos, la de Bercianos a Puente de Vilarente (34) y Santa Mariña a Corcubión (32),  donde superé los 30 kmts.
Belorado es la localidad de más renombre e importancia, paramos en la Plaza Mayor a almorzar, eran las 12,30 h. y la escasez de personas en el pueblo llamaba la atención.
Vamos muy tranquilos, 1 hora estuvimos en Belorado, eran las 13 horas cuando pasábamos por la pasarela peatonal sobre el Río Tirón. Nuestra meta de hoy está en Villafranca de Montes Oca, a 12 kmts de Belorado, ese recorrido supone unas 3 horas. Después de 1 hora de caminar llegamos a Tosantes un pequeño pueblo burgalés que celebran las tradicionales fiestas del pueblo. Nos detenemos a ver el ambiente, hay una orquesta que toca melodías tradicionales y conocidas, acompañando a unas personas que suponemos son las autoridades locales, y detrás gente del pueblo. A mi me resulta muy conocido, hasta familiar de tantas veces haber vivido momentos parecidos, pero René no lo conoce tanto y le gusta mucho conocer las tradiciones de esta tierra castellana que  él tanto admira, como a toda España en general. Son las antiguas escuelas del pueblo donde han dispuesto un Bar en una de ellas y  mesas en otra, con un vino español que el Ayuntamiento invita a los vecinos. Nos vamos al Bar a tomar una cerveza, apetece después de 1 hora de camino, con calor y a mediodía. Dos jóvenes que habrán cogido esa actividad en estos días de fiesta nos sirven dos cervezas, hay mucha gente dentro que nos miran con atención, salimos fuera mientras la bebemos y allí charlamos con la gente. "¡Nos quedan 7 kmts, y son las 2 y media, hay que espabilar!", "¡Sí, ¡vámonos!".   Tomamos nuestras mochilas y hacemos un esfuerzo notable y bastante gráfico para cargárnoslas, (nos hemos echado al Camino a las 7,30 h.) unos jóvenes, mujeres hay que decir, se acercan a nosotros y nos dicen que pasemos a tomar el vino español y a comer algo, ¿quién dice que no en nuestras circunstancias?, otra vez abajo las mochilas y nos vamos para el sitio. La gente nos miraba y tal vez pensaran que teníamos un poco o mucha cara para autoinvitarnos, por esto René, muy diplomático y correcto, se aproximó a la cabeza de las mesas donde estaba la alcaldesa y la agradeció la invitación que nos habían hecho los jóvenes del pueblo. Una hora estuvimos en Tosantes. 
Eran más de las 3 de la tarde, a esta hora no es frecuente estar en el Camino, por ello íbamos solos a Villafranca de Montes Oca, aún teníamos dos horas de caminar y no estábamos en las condiciones mejores para ello. Habíamos reservado dos literas en el albergue mejor valorado en la guía Eroski por los peregrinos, el de San Antón Abad, antiguo Hospital de peregrinos, restaurado y convertido en Hotel y Albergue, por ello no íbamos con preocupación. Pero sí muy cansados, al menos yo, la media de las etapas anteriores, exceptuando la de Saint Jean, era de unos 22 kmts. y hoy van a ser 30.
Pasadas las 5 de la tarde llegamos al albergue, muy bonito, mucha piedra, mucho verde y mucha gente, todos duchados, con la colada colgada para secar y charlando, leyendo o tumbados a la espera de las 7 de la tarde para ir a cenar. Pagamos el albergue, 11 €, y nos dieron cama, no litera, en habitación de 20, separadas, cada dos camas por una mampara abierta por arriba. Ducha y a lavar la ropa del día. Nos tocó esperar hasta las 8 para cenar porque el comedor estaba lleno, cenamos bien, acompañados del vecino de la cama de René, un guipuzcoano llamado Santiago, que hace el Camino por tramos en función del tiempo que le permite el trabajo, empezaba aquí y acabaría en Sahagún.

"El albergue de Villafranca de Montes de Oca es una antigua escuela reconvertida en refugio que no se ha desprendido del recuerdo de su instructivo fundamento anterior. Aún huele a cartapacios, pupitres, pizarras, polvo de tizas y a disciplina honrada de sabios y viejos maestros. El aula escolar, dispuesta para la acogida, adquiere, con las literas ordenadamente enfiladas, una cuidada y entrañable presencia . Me lleva de vuelta a la niñez de mis memorias más tiernas e impregna con un perfume de calidez candorosa mi alma peregrina, una combinación que colma mi ser de un sosiego celestial. "
 EL GRAN CAMINANTE. Antxon González Gabarain.

A las 9,30 estábamos en la cama. Esa noche me desperté en varios momentos porque me picaba el cuello y la cabeza y me veía obligado a rascarme.

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