El CAMINO DE VICENTE recoge experiencias habidas en los dias que pemanecí en el Camino francés a Santiago

miércoles, 9 de octubre de 2013

Etapa 4 : Pamplona a Puente la Reina (24 kmts.)

Día 08-09-13

Entre la cuenca de Pamplona y la llanura navarro-riojana ya solo se encuentra el alto del Perdón, donde las originales siluetas del monumento al peregrino escoltan a los caminantes. Se trata de un ascenso cómodo que nos regala impresionantes vistas de lo andado hasta ahora, una vez arriba apreciamos la belleza de la llanura a la que vamos. No se si es un lugar para pedir perdón, pero sí lo es para disfrutar del descanso, de la meditación y del paisaje, aunque hay que protegerse del viento extraordinario que allí sopla, por esto el aprovechamiento de esa fuerza natural para generar energía eléctrica limpia.
Aunque la lluvia ya nos había visitado en Zubiri, en Pamplona lo hizo con mayor insistencia y tiempo, por espacio de una o dos horas dependiendo de la hora de salida de cada uno, afortunadamente el resto de la etapa lo hicimos sin ella e incluso con sol; la lluvia no la volvimos a ver hasta territorio gallego. Sabía que hoy tocaba lluvia, por ello compré ayer un paraguas plegable (otro peso más a la mochila) para ayuda en estos casos, y  antes de las 24 horas lo usé, después solo acudí a su servicio en Santiago, cuando iba de "paisano". Salí del Hostal y no llovía, las calles céntricas estaban ocupadas por restos de las fiestas de los fines de semana, se escuchaba el ruido de las escobas que los arrastraban por las estrechas y empedradas arterias pamplonicas, junto los pasos vacilantes e irregulares de los pocos supervivientes de la noche. Con la mochila a cuestas y tratando de localizar algo abierto donde desayunar y de buscar la vía de salida, me puse en marcha. Las metálicas conchas adosadas en las baldosas de piedra me llevaron por la calle de los Mercaderes y la plaza Consistorial a otras vías que se van ensanchando hasta llegar a la Ciudadela, comienza a llover y hay que buscar un banco y el refugio temporal de un árbol para abrir la mochila y sacar prendas de agua, muy cerca una pareja frota sus cuerpos sin importarles el agua. Una vez listo reanudo el camino y estreno el paraguas, la lluvia arrecia y resoplo pensando en cómo aguantar esa intensidad durante varias horas, comienza a clarear y por el oeste, el punto hacia el que me dirijo y por donde viene el agua, se ve algún color azul entre el gris oscuro del cielo, la intensidad de la lluvia amaina y en menos de una hora se para. ¡Que bien!, ya fuera de Pamplona, todavía por vías de asfalto, encuentro un Restaurante, hay mochilas fuera y peregrinos que llegan y se marchan después de quitarse la ropa de agua. Me espera el café con leche y las tostadas con mantequilla. !Cuatro pavos!, me cuestan, ¡joder con los navarros!. 


Con más alegría sigo a los peregrinos que me preceden, pronto piso tierra y lo agradezco, no muy alejado se distingue la sierra donde está el alto del Perdón, uno de los puntos emblemáticos del Camino, está envuelto en nubes que se mueven y cambian sus formas con rapidez, los claros en el cielo son cada vez más grandes. El ascenso fue agradable, la pendiente no es fuerte, sí es larga y de poco nivel hasta la llegada, se hace bien, más en un día como el que nos correspondió, muy agradable la temperatura  y el olor a tierra y rastrojos mojados.
A medio camino de esta subida volví a coincidir con Jaime y René, con quienes continué hasta Puente la Reina; en el alto coincidimos con Miguel Ayala y nos hicimos unas fotos para recordar, esta fue la última vez en la que coincidí con él. La etapa discurrió bien, salió el sol y pasamos calor que sumado al tiempo contribuyó a la aparición del cansancio, deseábamos fervientemente llegar a Puente la Reina, localidad a la que da nombre el puente románico construido en el siglo XI sobre el rio Arga para facilitar el paso a los peregrinos, la ciudad fue construida un siglo más tarde, esto nos da idea del respeto o consideración que esta gente ha tenido en la edad Media. La localidad tiene historia y edificaciones de interés, por ello hay que invertir un tiempo de la tarde en conocerlos.

Pasé la noche en el Albergué Jakue. Recomendable.

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