El CAMINO DE VICENTE recoge experiencias habidas en los dias que pemanecí en el Camino francés a Santiago

jueves, 3 de octubre de 2013

Etapa 10 : Azofra - Grañón (20 kmts.)

Día 14-09-13

¡Qué bien dormí en el albergue municipal de Azofra!. Departamento de dos camas, en una René y en otra yo, compramos sábana y almohadón de papel por 1 €, esto nos dio tranquilidad sicológica por el aislamiento y ello nos ayudó, al menos a mí, a dormir, René no ronca, he dormido en más ocasiones con él. El o la que tenía al otro lado de la madera tampoco debía hacerlo, porque nada ni nadie me molestó. Dormí y descansé bien, esto en el Camino es muy importante.
Comencé el día con un buen susto, no encontraba las gafas, me di cuenta que no las llevaba cuando estaba con René en el Bar-Cafeteria-Restaurante del pueblo. Era grande, pero los peregrinos y las mochilas le habíamos hecho pequeño. ¡Joder, las gafas!;  piensa lo último que has hecho con ellas; ir a lavarme, las habré dejado en el lavabo, vuelvo al albergue; así lo hago y allí no había gafas, voy a las camas, miro por todos los sitios y no hay ningún objeto, vuelvo al lavabo, ya quedan puy pocos peregrinos en el local, ¿quién las va a coger?, tal vez alguien las ha encontrado en el lavabo y las ha llevado a recepción, voy para allá, aún no ha llegado la hospitalera, no lo hace hasta las 9 o 10, son las 7 de la mañana; tampoco hay nada. Vuelvo a la Cafetería, pudiera ser que estuviera en el bolso de alguna prenda exterior, aunque no tenía mucha confianza. No las he encontrado;  René, voy a mirar en la mochila, pero tú marcha ya nos vemos en el Camino; ¡No, no!, yo te espero, tranquilo, no hay prisa. Cojo la mochila, la abro y miro en las prendas donde hay posibilidad de que pudieran estar. No hay nada. Pues sin las gafas progresivas no voy a poder estar, las necesito para leer y escribir, compraré en una farmacia unas gafas lupa, pero para usarla poco porque no creo sea bueno para la vista . No entiendo cómo las he podido perder, vuelvo a repasar toda la "película" en la que estoy caminando a los baños por el largo y ancho pasillo del albergue, con la bolsa de aseo y ya vestido con todas las prendas para caminar (en las mañanas no nos duchamos nadie)  y veo cómo me las quito para lavarme, ¿y después?, pues solo hay tres posibilidades; una, dejarla en el lavabo, negativo; dos, dejarla en el bolso de aseo, ya he mirado varias veces, tampoco; queda el polar y me he palpado y tampoco, ¿entonces? .... meto las manos en los bolsillos del polar y....... ¡JODER, ESTÁN AQUÍ!, ¡René, soy un gilipollas, las tengo en el bolsillo del polar!, me alegro mucho, tanto como vergüenza siento de mi mismo. Ahora puedo desayunar a gusto.

El día es muy claro, la sombra de los caminantes es muy alargada, la luz muy cálida, de un color anaranjado, es el mejor momento del día para fotografiar la vida del alrededor. En la medida del avance de las agujas del reloj se reduce la longitud de las sombras y la luz se vuelve más blanca y el contraste de los colores disminuye. Hay que madrugar para hacer buenas fotos, y de madrugadas entendemos los peregrinos. También el atardecer es un buen momento para la fotografía.
A pesar de demorarnos en la salida, hay muchos peregrinos en ella, siempre es donde más "tráfico" hay. El Camino es agradable, como es natural caminamos hacia el Oeste, al Sur tenemos la Sierra de la Demanda, el terreno se vuelve  más plano y en los primeros kmts. de esta etapa aún vemos viñedos aunque estos van reduciendo su presencia en la medida que avanzamos a la Comunidad vecina de Castilla.León. Seguiremos toda la etapa por La Rioja y con la suerte de no ver, ni pisar asfalto de las carreteras. Las únicas localidades que veremos son Cirueña y Ciriñuela, ámbas muy próximas entre sí, pasamos por  medio de ellas donde está una urbanización de construcción de chalets adosados construida al calor del campo de golf  Rioja Alta que vemos allí. Sospechamos que ha sido otra "bomba" más de la burbuja del ladrillo, el aspecto de las viviendas es de estar deshabitadas. Estas dos localidades están en una pequeña elevación del terreno, al final de la subida aparece un puesto con los alimentos necesarios para caminar, como fruta, zumos, agua, café, ... administrados por dos jóvenes que informan por medio de escritos en cartones en los idiomas ingles y castellano: "El Gobierno no nos da empleo ni ninguna otra posibilidad. Nos roban el futuro. ¡Basta ya!". Procuran sobrevivir con la venta de esos productos; para los que salimos de Azofra es pronto, llevamos dos horas caminando y ahora lo que necesitamos es comida sólida, bocatas, por lo que no tienen mucho éxito con este grupo; tal vez el grupo de Nájera o Navarrete que llegarán con necesidades líquidas y energéticas, tengan más suerte. Esta manifestación supone para el peregrino que todavía no se ha enterado, empezar a conocer la "Marca España".


Superado el meridiano de estos pueblos entramos en un terreno muy amarillo, son los rastrojos de los cereales, ¡ni una viña!, parece más Castilla que La Rioja.  Después de unos 3 kmts. entramos en una recta larga y en descenso, al final de ella aparece una localidad importante por su dimensión, es Santo Domingo de la Calzada. Esta localidad, como tantas otras, nació al albor del Camino. Será a partir del año 1000 cuando se popularicen las peregrinaciones a Santiago, como antes lo hicieran los romeros con Roma o los palmeros con Jerusalén. Los monarcas comprendieron que mantener el Camino libre y expedito era asegurarse una vía de vital importancia económica, comercial y militar para controlar su territorio. Dos son los reyes que más apoyarán la ruta jacobea: el navarro Sancho III el Mayor y el castellano Alfonso VI. El Camino se dota de una serie de infraestructuras (calzadas y puentes) y de lugares asistenciales para el peregrino. En la actualidad, Santo Domingo de la Calzada es una ciudad volcada al peregrino y una de las etapas más señeras del Camino de Santiago en tierras riojanas, constituyendo la torre de la catedral un faro de orientación más que idóneo para el caminante ya que, su agudo perfil, se hace perfectamente visible desde varios kilómetros atrás destacando por encima de los tejados de la ciudad.
En la ciudad hay mucho ruido, es sábado y hay celebraciones religiosas que se manifiestan a través del ruido de los tambores. Ni René ni yo lo soportamos, vivir tantas horas entre el silencio nos da una sensibilidad acústica que choca con el ruido de las calles llenas de gente, así que pasamos sin detenernos en Santo Domingo. Grañón esta a 7 kmts. y tenemos deseos de conocer el albergue parroquial de San Juan Bautista,  está situado en la casa parroquial, en la estructura de la propia iglesia. En él se realizan ritos cristianos como compartir los alimentos, asistencia  a misa y bendición para el Camino, todo ello en las condiciones físicas más humildes como dormir en colchoneta en el suelo o compartir 2 baños y 2 duchas para todos.


Una experiencia que consideraba obligado realizar. Estos albergues se alimentan de las aportaciones voluntarias de los peregrinos y del trabajo voluntarioso de  cuatro hospitaleros. Los propios peregrinos colaboran en hacer y servir la cena y en limpiar los utensilios empleados, igualmente en el desayuno. No me arrepiento de hacer y conocer esta experiencia pero una vez nada más, dormir no fue nada agradable porque los espacios estaban agotados, las colchonetas tocándose, con lo cual casi los cuerpos también y los ronquidos del vecino en la misma oreja. Me tocó en suerte el que más roncaba a mi lado, y el perro del vecino de la Iglesia ladrando toda la noche, por lo que la noche fue toledana.
Aprendí que sin dormir, el cuerpo también descansa estando acostado.

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