El CAMINO DE VICENTE recoge experiencias habidas en los dias que pemanecí en el Camino francés a Santiago

martes, 8 de octubre de 2013

Etapa 5 : Puente la Reina - Estella (22 kmts)

Día 09-09-13

Sin luz natural recorrí la calle Mayor de la localidad para cruzar el puente que es la salida  hacia Estella. A estas horas, aún no son las 7, solo los peregrinos y vehículos de reparto se mueven por las ciudades, que siempre tienen algún Bar o Cafetería abierto porque conocen que los peregrinos necesitan un alimento caliente para empezar a funcionar, por lo que es una buena oportunidad de negocio y saben no deben perder, el Camino genera riqueza. Las mochilas ocupan los espacios del local, hay momentos que son pocos los que quedan libres, los palos se caen y tropiezan los pies de los peregrinos que entran o salen, se cruzan las miradas comprensibles y una sonrisa  sella los tropiezos. Los trabajadores se mueven con rapidez para atender las necesidades, no es necesario conocer otro idioma que el castellano para satisfacer las peticiones, estas son "sota, caballo y rey". Con el calor del café y el sabor dulce y pegajoso del croissant, cargamos y nos ajustamos la mochila, tomamos los palos y salimos al Camino. El desayuno es uno de los momentos gratificantes del Camino.
En esta etapa me ocurrió una de las anécdotas del Camino, no la había contado en un principio por su sentido escatológico  pero lo voy a hacer ahora porque es natural y entonces... Salíamos casi todos con las linternas frontales debido a la ausencia de luz natural y justo cruzar el puente me dio un apretón : "ya no vuelvo a la cafetería, es de noche y aprovecho en un lugar  apartado". Así que ese era mi objetivo inmediato, pero éramos muchos los que había por delante y por detrás.  El trayecto estaba bien señalizado y no era imprescindible la luz frontal, yo no la llevaba. En un momento, por la densidad de población y la presencia de un pequeño camino que se acercaba al rio, decidí separarme para aliviarme y cuando caminé unos 20 metros miré para detrás y observé a un par de peregrinos detenidos mirando al camino principal y a mi. No había duda que ellos dudaban por donde ir, les grité: "para allí", el apretón era muy exigente por lo que me despreocupé de ellos e hice lo que tenía que hacer. Estaba en plena faena y con las dificultades que ello comporta, cuando veo una luz iluminando el camino al que me había desviado, eran ellos, no me habían entendido pues ahora tampoco van a entender las palabras que les voy a decir pero lo van a comprender enseguida,: "!que os vayáis para allá, que estoy cagando, joder!". Se dieron la vuelta y corriendo. Escuchaba sus risas, pero a mi no me había hecho ninguna gracia.



El perfil de esta etapa es poco ondulado, la altitud de la salida es prácticamente igual que la de la llegada, unos 350 m. Hay varios altos en el camino pero que no superan los 500 m. Así pues cambia la orografía del terreno, baja la altura y se redondean las imágenes que recortan el horizonte.

Aparecen cultivos como el viñedo, el cereal y el olivo, y en esta época después de recogida las cosechas de cereales, los colores del campo son amarillo y verde, la tierra es cultivable en casi su totalidad, por ello hablamos de comarcas con posibilidades.

En el primer alto de la etapa, a unos 4 kmts de la salida, otra vez haciendo fotos a la luz del amanecer, encuentro a Jaime acompañado de René, continuamos juntos hasta Lorca, aquí Jaime se adelanta por no bajar su ritmo al nuestro.                                                   
     

A unos 8 kmts de Puente la Reina, en un día agradable y soleado, aún con la luz de sol muy oblicua, divisamos en la lejanía un conjunto de edificios blancos en una loma y sobre una alfombra verde. La mezcla de los colores del terreno y los cultivos, junto con la luz y las sombras, más el surco del camino ocupado por los peregrinos ofrece unas estampas que inevitablemente obligan a éstos a disparar su cámaras o móviles. La belleza puede aparecer en cualquier momento, esto es otra de las ofertas del Camino. El pueblo se llama Cirauqui, es una localidad navarra bien conservada, casas de piedra y escudos de nobleza indican que ahí hubo historia, que tuvo un pasado brillante. Por la hora y los kmts recorridos, es un buen lugar para que los peregrinos hagan un alto para descansar y repostar. Igualmente, Lorca, a unos 7 kmts más allá, donde una plaza acogedora y una fuente tentadora es, en tiempo de calor, a mediodia y con varios kmts. encima, una invitación irresistible. De todos los modos los peregrinos tenemos actuaciones contagiosas, nos sentamos o paramos allí donde vemos a otros en esa posición o actitud.
Desde Lorca hasta Estella camino con René, hacerlo con este hombre es, por su educación, simpatía y saber idiomas,  pararse a hablar con gente del camino, generalmente mujeres, y por ello es entretenido.
  
Estella, nacida al amparo del Camino como burgo de artesanos y comerciantes franceses, es otra de las grandes e históricas villas que cruza esta  tradicional senda y que como todas dispone de historia y de edificios como museos, iglesias, palacios, etc.. dignos de conocer y referir pero los peregrinos no los tenemos entre nuestras preferencias, porque antes está el cuidado del cuerpo y de lo que le viste. Esto no quiere decir que no seamos curiosos ni sensibles a la belleza de los edificios ni a la historia.

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